Si detrás de cada gran hombre hay
una gran mujer, detrás de cada gran marca hay un competidor perseverante.
La constante búsqueda de
Pepsi-Cola de superar a Coca-Cola es lo que le ha permitido a la empresa de
Atlanta mantenerse en el primer lugar del mercado mundial de bebidas. La
historia es tan intensa como añeja y comienza en 1898, doce años después de la
fundación de Coca-Cola, cuando Pepsi salió al mercado.
Pero la nueva bebida no era sino
una más de las cientos de imitadoras de Coca-Cola que nacieron durante finales
del siglo XIX y comienzos del XX. Mientras gaseosas como Cafe-Kola, Candy-Cola,
Carbo-Cola, Coke-Ola, Cola-Coke, Cold-Cola o Koka-Nola cerraban casi tan rápido
como nacían, Pepsi-Cola logró mantenerse, entre muchos recursos, vendiendo el
refresco en botellas de cerveza de doce onzas, lo que significaba más contenido
por menos precio.
Sin embargo, Coca-Cola no veía a
Pepsi como un competidor peligroso pese a que esta introdujo Diet Pepsi en la
década del sesenta, años antes de Coca-Cola respondiera con Diet Coke. Lo que
en realidad puso al rojo vivo la llamada "Guerra de las colas" fue
una campaña publicitaria adelantada por Pepsi a mediados de los ochenta
enfocada a compararse con Coca-Cola y demostrar que era mejor.
Todo consistía en poner a la
gente a tomar las dos bebidas a ciegas y elegir una. Los consumidores se
inclinaban por Pepsi por encima de Coca-Cola y lo que empezó como un ensayo
local terminó siendo una campaña mundial. "Acepta el reto Pepsi" fue
el eslogan de la misma y mostraba la preferencia del público por Pepsi,
presumiblemente por su sabor más dulce.
Luego vino la mundialmente famosa
"Pepsi, la decisión de la nueva generación". Mientras Coca-Cola
apelaba a la tradición y la familia, Pepsi les hablaba a los jóvenes. Fue así como
contrató a famosos con los que los adolescentes se pudieran identificar.
Reclutó, entre otros, al artista pop más conocido del mundo, Michael Jackson, a Madonna, y a Michael J. Fox,
protagonista de la trilogía más popular entre los adolescentes, Volver al
futuro, para que hicieran comerciales para la marca.
La respuesta de Coca-Cola fue
cambiar su clásico sabor, que tenía casi cien años de antigüedad. Se
invirtieron varios años y alrededor de cuatro millones de dólares (es apenas un
cálculo ya que la compañía siempre ha sido reacia a dar cualquier tipo de
cifra).
El cambio fue liderado por Sergio
Zyman, un experto en mercadeo, con la supuesta bendición de Robert W. Woodruff,
el tercer dueño de Coca-Cola Company, que para la fecha contaba con 95 años de
edad y tenía problemas en el audio y la vista.
Fue así como vio la luz la bebida llamada New
Coke, un experimento que causó decepción y furia entres los clientes de la
marca, fieles no solo al sabor sino a lo que Coca-Cola significa. La gente
protestó frente a los cuarteles generales de la compañía en Atlanta, el call
center colapsó y personas recorrían supermercados enteros en busca de la
Coca-Cola de siempre, que había sido desplazada por la nueva bebida.
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